Dramas naturales

 Llegaba a casa el otro día de dar un paseo por el embalse de Ruesga, uniendo esa localidad con Ventanilla, siempre junto al agua por la pista señalizada como GR. En esa última localidad me crucé con un gran operativo de agentes medioambientales que regresaban hacia Cervera por la conocida como carretera de los pantanos, lo que me hizo pensar en las osas que se encontraban protegidas en el entorno de peña Escrita y el pico Santa Lucía, muy cercano y por esos motivos cerrado al tránsito no autorizado por la Junta de Castilla  y León. Esas cumbres son visibles desde este valle por el que me encuentro y a ellas se accede con relativa facilidad desde Santibáñez de Resoba, el siguiente pueblo que cruzas siguiendo la citada carretera en dirección a Guardo.

Pensando en eso, llegué al pequeño pueblo donde temporalmente tengo mi segunda residencia. Al abrir la puerta que da acceso al pequeño patio, enseguida vi los cadáveres de 3 pequeñas golondrinas en el suelo, muy cercanos al nido que las daba cobijo y motivo de mis deleites cada tarde que pasaba allí, admirando el incesante ir y venir de sus progenitores a procurarlas alimento y retirar sus excrementos, que lanzaban ya fuera del patio, siempre en acrobáticos y veloces vuelos acompañados con sus gorjeos.

Escribo estas lineas un día después, mientras frente a mi, posadas en un cable a poca distancia, observo a dos golondrinas una junto a la otra y que, sin ser capaz de reconocerlas como es lógico, presumo que es la misma pareja de progenitores que tantas veces se posaban ahí durante estos meses que me premiaron con su visita. Un momento después, uno de los pájaros inició un corto vuelo que le llevó sobre el otro (la hembra claro está) e iniciaron una cópula que duró un par de segundos a lo sumo, para de nuevo volver a posarse durante unos minutos más al lado de su compañera. La vida sigue, el reloj nunca se detiene en la naturaleza.

Cuál ha sido la causa de la pérdida de la nidada es algo que desconozco, pues se ha producido durante los días que no he podido estar allí debido a mis obligaciones laborales en la ciudad donde resido. Los indicios que tengo es tres pequeñas golondrinas en el suelo, con un montón de plumas de cada una separadas, pero no consumidos por ningún animal. Algunos de los cañones tenían algo de sangre en su punta y daba la sensación de que en esos casos podían estar partidos, aunque la mayoría daba la sensación de arrancados. En el nido, hay un plumón que no corresponde a ninguna de esas aves, con lo que presumo que pudo haber un ataque por parte de otro ave, pero mis conocimientos son escasos como para aseverar esto. Lo que sí es cierto es que el nido se encontraba bajo un tejado, lo que dificultaba mucho, yo diría que imposibilitaba, un ataque desde el suelo (gato incluído). ¿Por qué si hubo ese ataque predatorio no llegó a término y el atacante no se llevó a las infortunadas aves para consumirlas?.

En paralelo a eso, me entero esa misma tarde de que en efecto, el contingente que observé por la mañana era debido a la defensa de una de las osas celosamente protegidas por la Junta, ante el intento de infanticidio de un corpulento macho, episodio que fue grabado por unas personas desde lo lejos, quienes dieron aviso a las autoridades. Ese video es un episodio muy crudo de la lucha entre dos osos adultos (hembra y macho) con el trágico final de un depeñamiento de ambos en el que el macho resulta muerto casi en el acto, y la hembra desaparece, según todos los indicios recogidos bastante malherida.

Es este un drama que en la naturaleza es común. Juzgarlo desde nuestro punto de vista moral no viene a cuento, es un comportamiento conocido que no sólo se da en los osos, existen otros animales que pueden matar a sus pequeños simplemente para que, durante épocas de carestía, sea al menos una cría la que sobreviva. En este caso es el hecho de provocar un nuevo celo en la hembra lo que mueve al macho a matar a los esbardos y ser él quien copule con la infortunada madre y asegure así su descendencia la próxima temporada. Juzgarlo desde nuestros sentimientos no es adecuado, al tratarse de un comportamiento salvaje que en poco o nada se parece al nuestro, aunque a menudo nuestros propios actos superen en crueldad a cualquier otro comportamiento animal. Ejemplos vemos cada día en las noticias.

Las osas dan a luz a sus pequeños esbardos al abrigo de la madriguera donde se aletargan tras el periodo otoñal para, en abril o mayo, algo después que los machos, salir de nuevo a la luz de la primavera con varias bolitas de pelo, llamadas oseznos, que se mueven juguetones por el entorno de la guarida. Esas oseras normalmente las buscan en terrenos escarpados y de muy difícil acceso, tratando con ello de que los machos no puedan llegar a ellas dada su mayor corpulencia, o al menos crearles las mayores dificultades posibles con el fin de que desistan incluso o poder alejarse y ponerse a salvo. También se ha observado que buscan la cercanía del ser humano, usando como si fuera un parapeto a su único enemigo natural (si descartamos otros osos), ya que es más difícil que un gran macho se acerque a los lugares más poblados, pues buscan territorios suficientemente alejados y con alimento para no tener que arriesgarse, por lo que aquéllos osos que se pueden ver cerca de nuestros asentamientos son los jóvenes, que utilizan los recursos para su alimentación (basura, frutales...).

Eso hace pensar que quizás esas medidas tan estrictas de protección en la zona para evitar la presencia humana es lo que ha hecho que pueda campar por allí ese macho, uno de los escasos osos que pueblan esas montañas del norte palentino. Mucho se puede elucubrar sobre esto, pues no hay medidas que sean al 100% eficaces, pero creo que todas las cuestiones que se planteen deberían de ser evaluadas con el fin de evitar riesgos para una especie que está en serio peligro de extinguirse y que, si bien en otros territorios se recupera con cierto optimismo, la montaña palentina, al ser territorio límite, es la que mayores probabilidades tiene de que se extinga su población, por otro lado bastante escasa debido a múltiples problemas, algunos causados por el ser humano y otros como este, por el devenir de la propia naturaleza.  Pienso que no solo la protección de la osa y sus esbardos, sino la eliminación del riesgo pr encuentros fortuitos con ellos y posibles ataques,  es lo que ha obligado a imponer esta norma de prohibición. Aún así, creo que hay que darle una vuelta a todo esto y ver si es más positivo lo que se ha hecho y suele hacerse, o por el contrario, no publicar donde han dado a luz las osas (como ha sido el caso) y simplemente poner una discreta vigilancia al entorno, un lugar poco frecuentado por otro lado y que conozco bastante bien. Se pueden, no , se deben adoptar medidas por parte de quienes acudimos a entornos oseros para evitar encuentros fortuitos. Si nos fijamos en el territorio norteamericano, donde hay abundancia de osos diferentes en convivencia con el ser humano, el oso pardo cantábrico tiene un comportamiento más similar al oso negro que a su pariente el oso grizzly. No se conocen casos de ataques predatorios a humanos en la cordillera cantábrica desde que se tienen registros fiables y todos los ataques, con diferentes características, se deben a encuentros fortuitos y no han sido de gravedad para las personas atacadas. Las medidas de prevención de ataques ya fueron expuestas en anteriores post, con lo que no voy a incidir en ellas. Asimismo, de esos encuentros se genera un aprendizaje para el propio osezno, a quien la madre mantendrá a salvo haciéndole huir y ocultarse cuando perciba cualquier silueta, sonido o aroma que piense que puede provenir de su mayor enemigo.

Pero el desenlace aún no ha tenido su término, pues lejos de un final, este drama se puede convertir fácilmente en tragedia. Al oso muerto no es difícil, vistas las imágenes, que se pueda unir la hembra. Una madre que, malherida ha vuelto a refugiarse con su osezno, el único que le quedaba con vida de su camada, para quizás gastar su último aliento alimentándole y tratar así de que salga adelante.Una historia de supervivencia en la naturaleza que podría ser protagonista de cualquier lacrimógena película de nuestras sobremesas. Pero si racionalmente el desenlace que se augura no es bueno, la ilusión puede hacer observar muchos más escenarios positivos, o al menos no tan negativos para la infortunada familia. Si bien es la muerte de la progenitora y la posterior captura del esbardo para llevarlo a un centro de recuperación donde, si hay mucha suerte, poder reintegrarlo a la naturaleza a su debido tiempo, esperamos que otros escenarios sean posibles y no haya un final escrito para esta luchadora osa..

Y visto esto ¿Hubiera cambiado algo el desenlace de las tres pequeñas golondrinas si no hubiera tenido que ir a trabajar esos días y me hubiese quedado en mi residencia palentina?

Ese parapeto que también suponía yo para esas aves, a buen seguro hubiera funcionado y las golondrinas seguirían alegremente revoloteando el entorno de mi puerta, en lugar del silencio y quietud con el que me he topado estos días que he permanecido allí.

 https://www.youtube.com/watch?v=BYR27t3QR_0


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