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Mostrando las entradas etiquetadas como montaña palentina

BULLICIOSO DESPERTAR PRIMAVERAL

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      “Pero a las cinco de la mañana, la madre naturaleza pulsó un botón y el mundo se volvió loco: Todo bendito pájaro, animal y, a juzgar por el sonido, caimán luchó contra todos los demás para hacerse oír. (…) Era otra putada que tenía el campo. El condenado empezaba demasiado temprano”. Fragmento extraído de SNUFF, una novela del Mundodisco de Terry Pratchett.     Si bien la primavera entró hace unas semanas, su influjo casi no se ha percibido aún debido a una sucesión de borrascas que no cesan de solaparse. Apenas han brotado los amarillos narcisos en los prados, y ni siquiera habían llegado las primeras golondrinas a la montaña palentina. Hasta hoy.      Despierto un 4 de abril con el incesante bullicio primaveral pese a haber amanecido un día lluvioso y frío. Ayer, al llegar tras una semana de ausencia, ya vi las primeras golondrinas salir del nido que cada año ocupan bajo el sobrado. Una semana antes la nieve había estad...

El invierno llega cuando menos lo esperas

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      Escribía una vez que entraba en el otoño de mi vida, en una especie de crisis laboral y existencial. Ingresaba en la cuarentena y nada me había salido bien, o al menos como esperaba. Finalizaba el relato con una imagen narrada: el final de la película protagonizada por Paul Newman “Distrito apache, el Bronx”.     Creo que desde entonces, hace ya una década, la nostalgia me había impedido volver a ver la película. Hasta hoy.     Si por aquél entonces empezaba el otoño, hoy he alcanzado metafóricamente finales de noviembre. Ya he visto las primeras nieves y sufrido las heladas que preceden a un invierno que ya comienzo a atisbar mientras veo cómo se desmorona el endeble entramado que había construido para poder guarecerme. Termina noviembre y en el bosque no queda leña que apilar para pasar el invierno. Ni siquiera queda ya bosque, pues la dura cuesta final me ha depositado en un yermo páramo donde los rigores de la estación se a...

Nuevo año, nuevas circunstancias, nuevos planes

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        “Si los tiempos son difíciles y nubes negras oscurecen el sol, cuando el juego es duro y te sientes como fuera del mismo, confía en tu fuerza y en tu pasión, deja tu dolor en el camino, escucha la voz profunda de tu corazón que te guiará, cree en tu fuego!” Tumbling weed,   (Plan B (believe in your fire)     Fragmento toscamente traducido por mí de una canción que llevo muchos años escuchando mientras veo videos promocionales con el resumen de una prueba deportiva que se celebra en los Alpes, donde deportistas de todo el mundo cruzan la cordillera corriendo durante 7 días, y que hace muchos años, cuando no había tantas “nubes negras oscureciendo el sol” que debiera iluminar mis pasos, era un reto que residía en mi mente, donde cobraba vida junto a otros muchos. En otra traducción libre, el estribillo continúa añadiendo que “ese fuego que a veces te daña, lo verás iluminando el sendero hacia un plan B”.     Eran imág...

Fin de semana en la montaña palentina a paso lento

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      Es un amanecer frío, pero no ha helado pese a lo avanzado de la estación otoñal, desde la ventana vislumbro el robledal que cubre las laderas de un tono ocre, contrastando con el verdor de los prados. Un gorjeo incansable entra por la ventana desde el exterior mientras varias hurracas husmean por los tejados del pequeño pueblo emitiendo su característico reclamo. Me asomo por el ventanuco que da a la parte de atrás y percibo cómo algo se mueve entre las hojas del manzano que tengo frente a la ventana, aparece y desaparece como por arte de magia hasta que logro ver asomarse a un pajarillo de tono pardo, a juego con el robledal de otoño, apareciendo ente las ramas para acto seguido volar hasta un tejado y dejarme ver su silueta antes de desaparecer de nuevo en una oquedad del muro. Un chochín paleártico, de sugerente nombre científico troglodytes troglodytes, es quien reclama mi atención. Ese nombre es asociado en la literatura científica por buscar oquedades y c...

Cervus Elaphus

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      Primeros de octubre en la montaña palentina, ya lleva varias semanas instalado el otoño aunque aún el arbolado caducifolio no lo llega a manifestar de manera visual, pero el clima va estimulando a la estación con sus primeras heladas matinales y las abundantes lluvias con las que contamos este año.     En ciertos lugares los paseos montañeros van acompañados, sobre todo en horas alejadas a las centrales del día, del clamor de la berrea. Los machos de ciervo común pugnan por la supervivencia de sus genes, en principio imponiendo su vozarrón, para hacerse con el harén de hembras que lleve a buen fin su impronta en los desvalidos cervatillos que nacerán ya en primavera. Si eso no ahuyenta a quienes opten por cortejar al mismo grupo de ciervas, la exhibición de la cuerna hará que el incauto invasor de su territorio desista al verse más débil que el dueño de esos pagos. Pero no siempre eso funciona cuando el que quiere optar al mismo harén se ve con...

Algo más que un conjunto de árboles: El bosque vivo

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      La noche sorprende dentro del bosque a alguien ajeno al mismo. Un fuerte viento, que agita violentamente las copas de la arboleda, suena bajo el dosel acallando al resto de los sonidos, que reaparecen para el oído del intruso en cuanto la fuerza del céfiro descansa unos instantes. Esos son los momentos en los que el ciervo encelado retumba el bosque con sus bramidos llenando con sus voces cada rincón del monte. Un crepitar de ramas cercano indica el movimiento de alguno de los habitantes del bosque sorprendido por la presencia del intruso en horas donde no suele ser habitual su presencia, cualquier roedor como el lirón gris o un ratoncillo pueden ser quienes anden rebuscando entre la hojarasca, siempre atentos al cárabo, sorprendido también, que se revela al oído del intruso, aunque invisible a su vista, iniciando un ululato que es rápidamente contestado desde el otro lado del bosque, cuando de nuevo el viento arrecia y apaga con su clamor los ecos del bosque a...

Primeros ecos del otoño en la montaña

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      Día gris con fina llovizna y viento, la temperatura ha descendido notablemente en pocos días tras el sofocante verano, aunque aún estamos inmersos en esa estación ya que no llega a cumplirse la primera quincena de septiembre. Los prados lucen con un tapiz de flores moradas, son los "quitameriendas" (colchicum montanum)  típicos de la estación que se anuncia.     Nada me augura que tan pronto pueda escuchar a la montaña despedir el verano, me aúpo por la pista hacia el valle contiguo desde el que ahora domino un extenso paisaje de cumbres de la media montaña palentina, salpicadas de frondosos valles entre cordal y cordal hasta que la muralla de peña labra y tres mares cierra el horizonte a más de dos mil metros de altura, ya cubiertos por las nubes. Y ahí está el sonido más salvaje emergiendo del bosque que queda frente a mí: un lejano berrido que encuentra respuesta no muy lejos de donde yo me encuentro. ¡Ha comenzado la berrea del ciervo!...

En blanco y negro

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         Un día de verano por la mañana, el primer día de esa estación según nuestro calendario,   asomado a la ventana escucho el noticiario natural. Es muy diferente al de una mañana normal en la ciudad donde desde la ventana uno oye únicamente los ruidos de la civilización que acallan a los que pudieran provenir de lo poco de naturaleza que queda; la banda sonora de nuestro estado de bienestar con sus coches, autobuses, martillos percutores, voces a cada cual más alta para hacerse oír por el interlocutor mientras apuran el cigarrillo a la puerta de la cafetería, dando lugar a la clásica disputa de que quien más alza la voz, más razón tiene (paradigma propio de quienes generalmente carecen de ella); en las radios y televisiones resuenan las pláticas de quienes, unos a favor y otros en contra de las lamentables acciones políticas con las que se nos castiga, se arrogan cada cual de una razón sesgada, robada de los retales de una realidad para crear la ...