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Mostrando las entradas etiquetadas como rutas

Nostalgias de mi antiguo "yo"

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      No recuerdo cuánto tiempo hace que no ponía mis pies por la zona del Bajoz y su embalse pero, pese a los cambios habidos (alguna señalización más, prohibición de llegar los vehículos hasta el mismo embalse, zona de aparcamiento arreglada…), en esencia me he encontrado lo mismo que recordaba haber dejado la última vez que por allí pisé.     Día primaveral frío, con nubes cubriendo el cielo que amenazan y cumplen con la lluvia predicha, aunque breve y poco intensa, acompañada en intervalos con los vientos protagonistas del refranero para el mes que antesdeayer dejamos atrás (marzo ventoso, abril lluvioso, dejan a mayo florido y hermoso).     En el ambiente flotan por doquier las notas musicales de la primavera: Pinzones, carboneros, jilgueros o petirrojos pugnan por lograr su papel protagonista en la orquesta hasta que el cuco inicia su canto solista, dejando en un segundo plano todo el plantel orquestal de los pajarillos que, a ...

El esperado otoño

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      Mediados de octubre y empieza el otoño. El bosque caducifolio empieza a cambiar de color; ya lo hacían los álamos y los fresnos, pero ahora, tímidamente, el robledal y el hayedo comienzan a vestirse con los ocres otoñales. La apertura de esta temporada otoñal ha arrastrado aún los rigores del estío hasta hoy, que los céfiros han comenzado a soplar para atraer las nubes que transportarán esas lluvias que el terreno necesita. El suelo, incluso aquí en la Cordillera Cantábrica,   tiene sed.     El amanecer no es como el atardecer, pero a simple vista presentan un atuendo de colores similar; hay que ahondar, sumergirse de lleno en esta fase temporal para darse cuenta de las notables diferencias que presenta cada momento del día. Para mí el declinar del sol trae consigo sosiego y quietud pues la noche que lo sigue es cuando el mundo de los hombres se detiene y comienza el de esa naturaleza a la que hemos constreñido. Sin embargo al amanecer le ...

un paseo al final del verano

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    El verano parece haber cambiado de repente hacia el otoño. De casi 40 grados hace dos días, sin llover en meses y la consiguiente sequía, me encuentro hoy de nuevo en la falda sur de la montaña palentina, con 12 grados de temperatura y una intensa lluvia.     Días desapacibles en los que apetece más estar sentado en casa, mirando caer la lluvia, viendo precipitarse ese agua que ya casi no recordaba y abrigado con una chaqueta que se queda corta. El cuerpo parecía no acostumbrarse al intenso calor de estos meses, pero en días así te das cuenta de que el brusco cambio no es tampoco bien recibido; todos necesitamos aclimatarnos, pero en seguida te asomas de nuevo y ves sobre los tejados de las últimas casas un espectacular arco multicolor.      Esa es la llamada, el timbre que te invita a levantarte del sofá para salir a su encuentro. Ahí se termina la pereza, el cuerpo se aclimata rápido y, aunque a ratos cae una fina lluvia y ves que hacia el norte ...

El valor de una retirada

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      “La singular aventura a que los Alpes nos invitan no es de las que se narran fácilmente. Lo que puede tener algunas veces de espectacular no es lo esencial. Como todas las grandes aventuras humanas, es ante todo un combate consigo mismo y una prueba que superar; una victoria que obtener sobre nosotros mismos tanto como sobre lo que se nos resiste; una enseñanza que obtener y que aplicar. Es un itinerario interior, muy largo, que acompaña y guía al alpinista sobre los caminos difíciles de la montaña y los de la vida.     Mundo extraño y maravilloso, que nos exige muchas virtudes, a menudo contradictorias: la audacia y la prudencia; el orgullo de ser hombre y la humildad de no ser más que eso; el amor de la acción pura y la conciencia de la inmensa vanidad de la acción –sin embargo necesaria--; la más completa libertad y la más estricta disciplina; la solidaridad y la responsabilidad humanas llevadas, si es preciso, hasta el sacrificio, en ese gr...

Nostalgia de fin de año.

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          “El recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que piensas. No te engañes: llegará el momento en que lo que parecía cerca, esté aún muy lejos” Paulo Coelho       La montaña se encuentra radiante incluso en los melancólicos días invernales cuando el cielo se cae sobre las cumbres y los vientos la convierten en un reto a superar.     La nostalgia que hoy exhibo se refleja en la montaña como la imagen especular de mi mente, en ella no hay nada claro, sólo nubarrones que se ciernen por doquier, vientos que no permiten detenerte un instante para tomar un respiro y ver el panorama de la cumbre; para los que has de estar siempre prevenido a fin de que la veloz ráfaga no te empuje hacia los abismos de la montaña. No hay tregua, el esfuerzo no solo lo da el desnivel, sino un sin fin de elementos que ha guardado la montaña para arrojármelos durante mi visita. Un reflejo fiel de mi propia vida. ...

Salvaje atardecer

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  “Miles de personas cansadas, con los nervios destrozados e hipercivilizados están empezando a descubrir que ir a la montaña es como ir a casa; que el contacto con la naturaleza es una necesidad y que los parques y reservas naturales son útiles no solo como fuentes de leña y de agua para regar, sino también como fuentes de vida”. John Muir       Tras muchos días de lluvias y tiempo desapacible, hoy, al abrir la ventana de mi habitación, han entrado tímidamente algunos rayos de sol que escapaban de las nubes. Esas nubes que durante la noche y la madrugada han descargado todo su contenido y que, vacías ya, comienzan a difuminarse para que el azul domine los cielos y el sol se vuelva a hacer valer. Es mediodía cuando comienzo a internarme en el frondoso robledal. Aún quedan retazos de otoño en el bosque y se ven por doquier los rastros de esa vida furtiva que se oculta a nuestra vista. Una rapaz emite su reclamo a la vez que sobrevuela las copas de los árbole...

correr por el bosque

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  Cuatro de la tarde, el atardecer de noviembre ya se intuye en los bosques de Ruesga cuando enfundado con mi ropa de correr inicio el recorrido.     Circundo el embalse hasta llegar al desvío que me había propuesto coger. Allí se inicia el bosque, allí comienza la magia. Nadie podía prever que bien entrada la estación otoñal, con los árboles despojándose con avidez de sus hojas para desnudarse ante la anunciada llegada del invierno, iba a volver a escuchar la berrea del ciervo.     No uno, ni dos, sino todo un grupo disperso de machos resonaban bajo el dosel arbóreo. Tuve que detenerme un momento para cerciorarme de que eso que escuchaba era realmente el celo del ciervo, ese episodio de la naturaleza al que hace un mes ya asistí cuando se encontraba en su apogeo, precisamente en el mismo lugar donde hoy me hallo. El interior del bosque además, hace de caja de resonancia para que la berrea se oiga en cada recodo del hayedo como si tuvieras al prota...

NATURCYL '22, 1ªPARTE

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      De nuevo llega la fecha, el inicio otoñal nos trae a la montaña los ecos de la berrea y, junto a ese episodio natural, Castilla y León celebra su feria anual de la naturaleza en Ruesga.     Este año, al disponer de una vivienda arrendada en la zona, he podido acudir con calma a algunos de los eventos que allí se realizan, sin olvidarme de lo que significan estas fechas para la naturaleza para no dejarlo de lado: El ciervo inicia su celo otoñal con la citada berrea; el oso pardo vive la recta final de su hiperfagia antes de acostarse durante algunos meses para sortear los rigores del invierno en las montañas; algunas aves migratorias se marchan, siguiendo a las que ya las precedieron a primeros de septiembre, hacia sus cuarteles de invierno en África: golondrinas, vencejos, alimoches, águilas calzadas o milanos negros entre otras muchas, vuelan al sur dejando hueco vacío hasta que lleguen en breve aquéllas para las que somos nosotros su refugio...

Un crepúsculo, no solo del día.

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      Para disfrutar de un atardecer pleno en algún balcón natural que domine el horizonte, es obligado que el camino de vuelta se haga bajo las estrellas, pese a que en esas horas sea poco recomendable caminar en soledad por las montañas, últimos reductos de la tierra donde la gran fauna se refugia de nuestro acoso.     Bajo ellas caminaba una noche sin luna, aprovechando esa claridad a la que nuestros ojos se van habituando a medida que las luces declinan, siempre y cuando no haya luminarias artificiales que rompan el hechizo. Tan solo los últimos dos kilómetros me vi obligado a encender la linterna que portaba, no por el camino en sí, pues los límites aún me eran perfectamente visibles, sino por la fragosidad del mismo, que me procuraba un traspiés tras otro. Encendida la linterna, la magia se rompió, las formas y ondulaciones del sendero que eran poco claras se me hicieron visibles al ser iluminadas, pero ya no había cielo ni otra cosa a mi alred...

Lomas y fuentes Carrionas

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    “Y héteme otra vez aquí después de haberme dado cuerda al corazón con el aire libre de las cumbres, héteme otra vez aquí, en la ciudad, en el vaho de la ramplonería humana teniendo que soportar el que al lado mío se hable de nuestras diferencias con Francia a propósito de lo de Marruecos o de las cogidas de Vicente Pastor”.   Miguel de Unamuno        Definía el paisaje Fernando González Bernáldez (catedrático y ecólogo español del siglo XX), de una manera sintética, como la “percepción multisensorial de un sistema complejo de relaciones ecológicas”. Directa o indirectamente, una serie de factores interactúan generando el paisaje de forma continuada a lo largo del tiempo. Entre esos elementos perceptibles de manera directa, el paisaje se puede dividir en tres grupos según su origen sea físico, biológico o humano: Son los componentes abióticos, bióticos y antrópicos, los cuales aparecen por este mismo orden desde el origen de la Tierra. ...