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El cajón de los sueños olvidados

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      170… 150… 140… La fatiga aún impone su ritmo en mi corazón, cuyos latidos se apaciguan mientras en el horizonte se aprecia un calmo atardecer que ninguna imagen captada por dispositivo alguno podría siquiera igualar: un cielo carmesí revela con sus pinceladas la agonía del crepúsculo, anunciando la inminente llegada de la noche; las montañas emergen como islas en un océano de nubes y el llameante sol, sofoca su fuego hundiéndose con parsimonia hasta ocultarse tras el imaginario piélago del horizonte que evoca ese mar onírico de densos celajes.     La voz de la montaña resuena en el paisaje. Al bramido del encelado ciervo responde otro desde la lejanía y otro más, cuyo berrido retumba muy cerca de donde yo estoy situado, sentado en una roca que, sin buscarlo, oculta mi silueta confundiéndome con el paisaje. Mi respiración va recobrando el ritmo pausado al que invita este atardecer pese a que el sudor no cesa. A unas pocas decenas de metros puedo...

Que otros lo escriban por mi.

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       “Voy a romper la pluma. Ya no la necesito. Lo que mi alma siente yo no lo sé decir. Persigo la palabra y solo encuentro un grito roto, inarticulado, que nadie quiere oír…”     Así rezaba la primera estrofa que Gerardo Diego dedicaba al “Poeta sin palabras”. Pedía a Dios.   en su siguiente estrofa, volver a “interpretar las flores, traducir las estrellas”. Y en esas estoy desde hace un tiempo en el que la atribulación que mi alma está sobrellevando ha hecho enmudecer la pluma que antes documentaba sobre el papel cada latido que partía del corazón. Hoy no permite articular por escrito o de palabra, nada que no sea un lamento, no encuentro palabras que lo describan o que lo adornen con el oropel del poeta, tan solo un aullido que escrito tiene esta traza:     AAUUuuuu!!!     Por eso acudo a Elisee Reclús y su Historia de una Montaña, pues cuando no encuentras palabras, sólo hay que mirar en la biblioteca ...

Minutos mágicos con el fantasma del bosque. Nuestro Gato Montés

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      Época de siega en la montaña palentina, el silencio habitual se transforma en ruido de motores que regresan al pequeño núcleo poblacional tras su trasiego en los prados, donde la espesa y alta gramínea y el cereal han sido dejados al ras, apareciendo grandes rulos dorados salpicados por todo el terreno. Algo, no obstante, se mueve con sigilo en el prado cuando ya no hay rastro del humano en el entorno. A paso lento, con la mirada fija en un punto, mueve sus patas dejando casi inmóvil el cuerpo hasta un momento en el que ambas patas traseras se alinean y salta súbitamente hasta aterrizar con las extremidades delanteras sobre el suelo y dejar su hocico pegado al pasto recién cortado. Se detiene el tiempo unos segundos y el animal vuelve a levantar la cabeza, mira a ambos lados y, muy despacio, como una toma de cámara lenta, inicia otro movimiento para sentarse. Es el gato montés y su víctima iba a ser un roedor que supo burlar a la muerte en esta ocasión. ...

Un paseo por el cielo

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       Hoy recorro un camino diferente. Mi excursión, aunque los pies me impulsen desde la Tierra, es un errabundo vagabundeo por el firmamento en el que floto a través de una mirada que alumbra infinitos sueños, tantos como estrellas que brillan en tan amplio escenario. No, no estoy caminando entre nubes ni divago con la mente puesta en ellas, aunque esto último quizás sí, pues han regresado a ella ciertas sensaciones que creía enterradas bajo un manto de profundas desilusiones, sentimientos intensos que suelen venir acompañados por el sonido de fondo de aquellas baladas heavy de los '80 que desde muy joven me han venido acompañando. He salido a caminar cuando ya se ha apagado por completo el atardecer y las sombras lúgubres de la noche han cobrado vida sobre la tierra. He escapado de mi prisión de sinsabores con el único fin de mirar hacia el cielo, dejando atrás cualquier obstáculo que perturbe el hecho de fijar mi vista en un firmamento limpio de nubes, sin luna ...

Naturaleza simplemente

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      La naturaleza no puede definirse como todo aquello que se mueve ajeno a nosotros; el ser humano, con sus bondades y sus miserias es parte de esa naturaleza; más aún, todo lo que el planeta cobija y lo que existe fuera del influjo terrestre es parte de ese medio, aunque alguna de esas porciones parezca sólo buscar la desaparición del resto. La RAE la define en su segunda acepción como el “conjunto de todo lo que existe en el universo, ajeno a la intervención humana”. Yo creo que no estamos ajenos a ella y, si fuese literal la definición, no habría naturaleza pues no hay medio que no esté modificado en mayor o menor medida, o bajo el influjo del ser humano, esa definición sería válida en una época muy pretérita ya, donde el hombre aún no tenía la capacidad y el número de individuos de los que hoy dispone. Si ahora estamos ajenos o separados es debido a que nos hemos construido un bunker que nos aísla del medio. El homo sapiens ha llevado la pauta de la modificaci...

BULLICIOSO DESPERTAR PRIMAVERAL

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      “Pero a las cinco de la mañana, la madre naturaleza pulsó un botón y el mundo se volvió loco: Todo bendito pájaro, animal y, a juzgar por el sonido, caimán luchó contra todos los demás para hacerse oír. (…) Era otra putada que tenía el campo. El condenado empezaba demasiado temprano”. Fragmento extraído de SNUFF, una novela del Mundodisco de Terry Pratchett.     Si bien la primavera entró hace unas semanas, su influjo casi no se ha percibido aún debido a una sucesión de borrascas que no cesan de solaparse. Apenas han brotado los amarillos narcisos en los prados, y ni siquiera habían llegado las primeras golondrinas a la montaña palentina. Hasta hoy.      Despierto un 4 de abril con el incesante bullicio primaveral pese a haber amanecido un día lluvioso y frío. Ayer, al llegar tras una semana de ausencia, ya vi las primeras golondrinas salir del nido que cada año ocupan bajo el sobrado. Una semana antes la nieve había estad...

El invierno llega cuando menos lo esperas

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      Escribía una vez que entraba en el otoño de mi vida, en una especie de crisis laboral y existencial. Ingresaba en la cuarentena y nada me había salido bien, o al menos como esperaba. Finalizaba el relato con una imagen narrada: el final de la película protagonizada por Paul Newman “Distrito apache, el Bronx”.     Creo que desde entonces, hace ya una década, la nostalgia me había impedido volver a ver la película. Hasta hoy.     Si por aquél entonces empezaba el otoño, hoy he alcanzado metafóricamente finales de noviembre. Ya he visto las primeras nieves y sufrido las heladas que preceden a un invierno que ya comienzo a atisbar mientras veo cómo se desmorona el endeble entramado que había construido para poder guarecerme. Termina noviembre y en el bosque no queda leña que apilar para pasar el invierno. Ni siquiera queda ya bosque, pues la dura cuesta final me ha depositado en un yermo páramo donde los rigores de la estación se a...

Nuevo año, nuevas circunstancias, nuevos planes

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        “Si los tiempos son difíciles y nubes negras oscurecen el sol, cuando el juego es duro y te sientes como fuera del mismo, confía en tu fuerza y en tu pasión, deja tu dolor en el camino, escucha la voz profunda de tu corazón que te guiará, cree en tu fuego!” Tumbling weed,   (Plan B (believe in your fire)     Fragmento toscamente traducido por mí de una canción que llevo muchos años escuchando mientras veo videos promocionales con el resumen de una prueba deportiva que se celebra en los Alpes, donde deportistas de todo el mundo cruzan la cordillera corriendo durante 7 días, y que hace muchos años, cuando no había tantas “nubes negras oscureciendo el sol” que debiera iluminar mis pasos, era un reto que residía en mi mente, donde cobraba vida junto a otros muchos. En otra traducción libre, el estribillo continúa añadiendo que “ese fuego que a veces te daña, lo verás iluminando el sendero hacia un plan B”.     Eran imág...