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Salvaje atardecer

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  “Miles de personas cansadas, con los nervios destrozados e hipercivilizados están empezando a descubrir que ir a la montaña es como ir a casa; que el contacto con la naturaleza es una necesidad y que los parques y reservas naturales son útiles no solo como fuentes de leña y de agua para regar, sino también como fuentes de vida”. John Muir       Tras muchos días de lluvias y tiempo desapacible, hoy, al abrir la ventana de mi habitación, han entrado tímidamente algunos rayos de sol que escapaban de las nubes. Esas nubes que durante la noche y la madrugada han descargado todo su contenido y que, vacías ya, comienzan a difuminarse para que el azul domine los cielos y el sol se vuelva a hacer valer. Es mediodía cuando comienzo a internarme en el frondoso robledal. Aún quedan retazos de otoño en el bosque y se ven por doquier los rastros de esa vida furtiva que se oculta a nuestra vista. Una rapaz emite su reclamo a la vez que sobrevuela las copas de los árbole...

Una historia de fantasía... o no.

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      El invierno es la estación del silencio, la naturaleza susurra ante la manifestación monocroma invernal, con un insinuante canto a la primavera que quiere llegar. Algún furtivo rayo de sol trata de hacerse un hueco entre las nubes mientras un herrerillo, oculto entre las ramas de los anaranjados pinos del Guadarrama, alienta esa carrera con su canto.     Remontando el arroyo se ve una figura con andar seguro pero mirada triste, el desnivel dibuja en su frente gotas del rocío de la mañana cayendo empujadas por el esfuerzo. Cada poco tiempo, sin detener su paso, levanta la vista para disfrutar de la visión del arroyo o del bosque que lo circunda, aunque a veces es algún ruido lo que le obliga a alzar su cabeza para fijarse en ese corzo que huye a la carrera, siempre ladera arriba, o buscar la caja donde martillea el picapinos.     La soledad es compañera de andanzas de quien tan solo quiere dejarse acompañar por la naturaleza, y ...

otro accidente, otro oso. El sumidero palentino

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      De nuevo un accidente de caza, de nuevo otro oso herido que huye del lugar perdiéndose su rastro.     He leído que la Junta de Castilla y León califica de “inadmisible” esta actuación que ha terminado con un oso herido el pasado 1 de noviembre en la zona de Polentinos, en pleno Parque Natural de la Montaña Palentina y que, de confirmarse, iniciará las acciones legales oportunas.     78.170 ha supuestamente protegidas en las que aún perviven algunos, muy poc os, ejemplares de la gran fauna europea, como el oso pardo, y en los que cada año cae alguno en accidente de caza. Ya he hablado mucho de esto en anteriores entradas y a riesgo de ser cansino, reitero que el problema no es el cazador que disparó al oso y rápidamente advirtió de ello a los responsables. El problema es que la administración sigue permitiendo que se abatan osos en la zona más oriental de su población cantábrica, convirtiendo a la montaña palentina en el sumid...

correr por el bosque

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  Cuatro de la tarde, el atardecer de noviembre ya se intuye en los bosques de Ruesga cuando enfundado con mi ropa de correr inicio el recorrido.     Circundo el embalse hasta llegar al desvío que me había propuesto coger. Allí se inicia el bosque, allí comienza la magia. Nadie podía prever que bien entrada la estación otoñal, con los árboles despojándose con avidez de sus hojas para desnudarse ante la anunciada llegada del invierno, iba a volver a escuchar la berrea del ciervo.     No uno, ni dos, sino todo un grupo disperso de machos resonaban bajo el dosel arbóreo. Tuve que detenerme un momento para cerciorarme de que eso que escuchaba era realmente el celo del ciervo, ese episodio de la naturaleza al que hace un mes ya asistí cuando se encontraba en su apogeo, precisamente en el mismo lugar donde hoy me hallo. El interior del bosque además, hace de caja de resonancia para que la berrea se oiga en cada recodo del hayedo como si tuvieras al prota...

Nostalgia otoñal

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        Qué mejor lugar para recoger el clamor que exhala de un alma maltrecha que un bosque casi ancestral, amortiguando en él sus mudos aullidos atormentados. Entre la fronda se disipan todos los lamentos que, algunos exhalados con el vaho otoñal y otros convertidos en lágrimas, escapan de la mirada de quien contempla el maduro paisaje que guarda el hayedo.     ¿Por qué huimos del bosque? ¿Por qué nos afanamos en destruirlo?     Sumergirse, amparado por la estación otoñal ya avanzada, en ese primitivo bosque caducifolio, es escuchar a tu alrededor cómo el viento hace estremecerse cada árbol y empaparse con esa lluvia de hojas que sucumben sin remedio al empuje de la estación, para seguir vistiendo con sus despojos ese suelo que con tus pisadas profanas, mientras bellotas, hayucos o castañas hacen crepitar cada paso que das obligándote todo el conjunto a una progresión cada vez más pausada con el fin de disfrutar más tiempo de...

Nos quedamos solos...

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  “A cada descarga sucesiva, aunque caían montones de ellos, el afecto de los supervivientes parecía más bien aumentar; porque, después de dar unas cuantas vueltas alrededor, volvían a posarse cerca de mi, mirando hacia abajo, a sus compañeros muertos, con tan manifiestos síntomas de compasión y preocupación como para desarmarme del todo” Charles Wilson Peale         Se ha hecho público hace algunos días el Informe Planeta Vivo 2022, un análisis que la organización WWF realiza cada dos años junto a la sociedad zoológica de Londres y que desarrolla el estado de la biodiversidad desde 1970. El de este año no indica nada que no dijeran los anteriores informes, simplemente aumenta los números de   en cuanto a la merma de biodiversidad en el planeta, el cambio ha sido que, al menos durante un par de días, algunos medios de comunicación se han hecho eco de ello y por ende, parte de la sociedad lo ha podido descubrir. Algo que tras una semana ha vuelto ...

La polarización del ser humano: unos extinguen al oso, otros lo salvan.

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     “Durante siglos, el oso ocupó la mayor parte del hemisferio boreal del planeta. En aquella remota época abundaban grandes bosques de llanura donde el plantígrado habitaba a placer. Poco a poco esos biotopos desaparecieron y con ellos el oso, que buscó refugio en los bosques de montaña, único reducto para la especie. Resulta falso pues la descripción del oso como animal ligado a la montaña, ya que su hábitat original estuvo constituido por bosques en zonas llanas” Enciclopedia Fauna Ibérica, Félix Rodríguez de la Fuente y otros.     Tras escuchar un podcast de Iván Vega (cuaderno de campod) sobre los aspectos de la reintroducción del oso pardo en Pirineos, y leyendo posteriormente un artículo fechado hace un año sobre la problemática del oso cantábrico y las muertes de ejemplares, sobre todo en el núcleo oriental (el más exiguo), me he decidido a resumir un poco algunos datos.     Para empezar, aludiendo al citado artículo firmado po...