Retratos de fauna
Los “baños de bosque” formaron parte de un programa de salud pública aprobado en Japón en 1982. En los primeros años del siglo XXI se invirtió mucho dinero para estudiar el alcance psicológico y fisiológico de esa actividad, el “shinrin yoku”. Una conclusión fue que las células asociadas a la prevención del desarrollo de cáncer, brindaban respuestas más rápidas y sus resultados positivos duraban durante un mes.
Los fitoncidas (phytoncides) son, según estudios, las substancias volátiles que libera el mundo vegetal y el motivo de esa mejora en nuestro sistema. Fueron descubiertos y estudiados por el Dr. Boris Petrovich Tokin, acuñando el término en 1928 tras cuestionarse el hecho de por qué las plantas silvestres enferman menos que los cultivos (y no digamos ya el monocultivo como campos de cereal, pinares…) formulando ya una hipótesis sobre si las plantas producen sustancias químicas que las protegen de microorganismos dañinos. Esas esencias saludables también tienen efecto en nosotros, existiendo ya suficientes estudios que muestran una mejora del estado de ánimo, la frecuencia cardiaca, mejora del sueño y disminución de la ansiedad, aparte del papel contra el cáncer ya dicho. Pero sobre esto en las redes se puede buscar información precisa si se tiene interés, como por ejemplo en este enlace en español: https://www.samuraispain.org/fitoncidas-fitoncidios-phytoncide-phytoncides-shinrin-yoku.html.
Conectar con la naturaleza, esa es la
clave. Si bien las volátiles sustancias químicas proponen una explicación
racional sobre nuestro bienestar en contacto con la naturaleza, el propio hecho
en sí de sumergirte en ese mundo aporta también esa modestia que te lleva a
darte cuenta de que formas parte de la biodiversidad del planeta, no estás por
encima. La naturaleza no está en los documentales sobre África que ves en la
televisión, sino a tu alrededor, y qué mejor manera de darte cuenta de ello que
ver a un animal en su entorno. Si bien, como he dicho en otras entradas, no soy
aficionado de salir al campo a observar animales, sino simplemente de salir a
disfrutar de lo que me depare la propia naturaleza en cada paseo, reconozco que
el hecho de ver a un animal en su entorno me provoca un entusiasmo difícil de
explicar, aunque cualquier encuentro fortuito lo único que te depara en cuanto
al comportamiento del animal es ser testigo de su ancestral miedo al humano y
la huida que ello provoca. No hace falta irse a África para ver fauna salvaje,
España cuenta con la mayor biodiversidad de Europa y aquí expongo algunos de
los animales que he ido fotografiando al paso, tras encuentros fortuitos. Hay
muchos otros que, o bien no me ha dado tiempo a sacar la cámara de fotos, o la
rapidez ha provocado que no salga la instantánea de manera correcta, o
simplemente no llevaba la cámara fotográfica aquel día. Entre esos encuentros
hay jabalíes, numerosos ciervos y corzos, zorros, un esquivo gato montés
recientemente, rebecos, cabra montés, he estado dos veces a punto de pisar una
víbora cantábrica (que yo haya visto, igual han sido más y no me he dado cuenta
de ello), he sorprendido alguna garduña, turón,… Pero las aves son los seres
vivos que, al compartir horario con nosotros, es más fácil divisar, pues
incluso en las ciudades te puedes encontrar con un sin fin de especies de pájaros.
Entre ellas, he visto una cigüeña negra y un águila imperial, emblemas de
nuestra fauna con un rango de amenaza alto para su supervivencia y que poco a
poco van recuperando población.
Estas son algunas de las fotos de esa fauna que nos acompaña:
Reintroducido por estar inmerso en programas
de recuperación y reproducción, en estado de
semilibertad, en la reserva creada al efecto
en San Cebrián de Mudá:
Escribano montesino, en montaña palentina:
Golondrina común, montaña palentina:
Culebra Lisa Europea, montaña palentina:
Zorro rojo, antes de percatarse de mi presencia
Montaña palentina:
Rebecos, Sajambre:
Rebecos, Picos de Europa:
ciervo, montaña palentina:
Víbora cantábrica, montaña palentina
petirrojo joven, montaña palentina
Carbonero común.
Salamandra, Saja (Cantabria)
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