De aves y bosques talados

 

    Pocas veces puede una persona presumir de haber visto, desde un mismo punto, pero en diferentes fechas, a dos de los animales más emblemáticos y amenazados, a la par que protegidos, de nuestra fauna.

    Desde las peñas de la Chorranca, en lo más profundo del pinar de Valsain, tan solo he tenido que mirar hacia el cielo para ver, con el trasfondo azul del firmamento, la silueta de un águila imperial y la de un buitre negro. Este último volaba en pareja un día a principios del mes de febrero. Sus siluetas circundaban toda esa parte del pinar que no goza de la máxima protección que hubiera requerido si se contase dentro del Parque Nacional. Un pinar que desde su posición, arriba en el cielo, igual semeja un alfombrado tapiz verde que trepa por la ladera hacia Peñalara antes de desnudarse ésta y mostrar la blanca vestimenta invernal que cubre sus prados y roquedos para culminar en la cumbre de la Sierra. Pero mi situación, en la tierra, dentro del bosque, me muestra una imagen diferente: suelos rotos por la maquinaria y árboles caídos son la realidad del bosque productivo, amplísimas pistas de tierra que trepan hacia ningún sitio hasta llegar al fin a un claro, cercano a la pista asfaltada, donde se amontonan troncos a decenas. En aquellos claros donde ya no están, queda una mancha de madera muerta donde debiera haber un prado, donde antes había más bosque.

    Años atrás paseaba remontando un arroyo cercano, al otro lado de la carretera que divide la sierra, cuando pude ver entre la fronda la inconfundible figura en vuelo de la cigüeña negra. Nunca imaginé que podría ver a este esquivo ave en un lugar tan antropizado como la sierra de Guadarrama, pese a ser su falda norte, zona mucho menos transitada que la más cercana a la capital de España. Era una senda preciosa que remontaba entre pinos un arroyo salpicado de pequeñas cascadas y bucólicos recodos. Un lugar para el deleite y la relajación que en otra de mis visitas en 2019 descubrí destruido por la maquinaria. Han talado mi rincón, el trozo de bosque que me cobijaba en mis paseos y en mis carreras durante muchos años. He acudido a recordar y he vuelto con tristeza al encontrar mi "escondite" devastado como si un bombardeo hubiera tenido efecto. Han vuelto a matar un trozo de mi alma, ese que allí moraba y me aguardaba para unirse cada vez que remontaba los senderos. Hoy anduve solo, cabizbajo, ese trozo de alma no pudo acompañarme y completar junto a mi el resto de mi paseo.

    Desde el cielo, ajeno al devenir del ser humano, la rapaz sobrevuela ese bosque que tan solo cobija entre su fronda la codicia por aumentar las ganancias.

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/navalazor-desde-puente-de-la-cantina-99060168

 

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