Dramas evitables: Ventanilla 2020

 

     Vuelvo a leer en la prensa una noticia por desgracia habitual en la montaña palentina.

--"Un oso abatido en una cacería". Otro oso más sería mejor decir.

    En este caso una infortunada hembra de oso pardo que, deambulando por un territorio natural por el que habita y campa, ha encontrado su inesperado final a manos de quien, de manera desafortunada hasta no hallar pruebas que demuestren lo contrario, apretó el gatillo dibujando una estela en la montaña con un mensaje de muerte dirigido hacia la plantígrada. Una bala que al parecer no tenía escrito su nombre, pero de la que fue receptora final.

    Muchos hoy tacharán de asesino al cazador que, repito, hasta no hallar prueba en su contra, nadie podrá decir que ha abatido al ejemplar de manera deliberada. Yo al menos, no. No obstante, esa persona iba armada, dentro de un Parque Natural en el que se hallan poblaciones en expansión de ejemplares en riesgo extremo de extinción, dispuesto a matar cualquier animal (un jabalí parece ser) que, por tratarse de una zona de vital importancia natural, debiera de estar protegido ante quienes tienen como afición salir a la naturaleza para fusilarla.

    Como digo no voy a demonizar al autor del disparo, sino a quien permite este despropósito. A aquellos que debieran condenar, no el hecho de la muerte de un valioso ejemplar de oso pardo, sino el hecho de haber sido abatido en una montería permitida por las administraciones dentro de un paraje en el que está estrictamente protegido.

    Soy habitual visitante de ese rincón palentino; más que habitual diría, pues conozco bien cada sendero, cada cumbre y cada rincón de los bosques que atesora esta tierra. Y entre mis aficiones no solo está el hecho deportivo de ascender sus cimas, sino el simple placer de sumergirme en la naturaleza más salvaje que conozco. Y eso lo digo pese al propio embalse, los cercados ganaderos y territoriales que encuentro o las diferentes vías de comunicación que atraviesan estos parajes. Es una zona salvaje porque en ella han hallado refugio esos animales que no encontrarás en otros entornos quizás más espectaculares o de más exuberante belleza. Lo sé porque a diferencia de quienes se encargaron de rastrear para buscar huellas del paso del oso previas a la montería, yo sí encontré semanas atrás esas huellas de oso a escasos kilómetros de allí; al igual que descubrí el rastro del lobo, fui testigo del paso apresurado de manadas de ciervos alertados por mi presencia, del vuelo que los buitres levantaron al elevarme hacia sus atalayas y descifré infinidad de rastros del resto de fauna salvaje que tiene como hábitat este territorio natural.

    Los esfuerzos de un territorio por preservar el espacio natural, se dan a menudo de bruces contra los supuestos "derechos" de quien gusta de ir al monte a matar. Alguien dirá que hay muchas monterías de jabalí y en muy pocas resulta herido o muerto un oso por error. Pero con una que haya es demasiado. La muerte de un ejemplar entre los escasos que sostiene el territorio es inasumible para su conservación, supone un enorme paso atrás:

-Un cazador hiere a un oso en Palencia

El ejemplar recibió un tiro en una montería de jabalíes l Es el segundo incidente con la especie protegida, tras la muerte de un macho joven en Porley en agosto

La nueva España, 15·10·12

-Aparece el segundo oso muerto en tres meses en un parque natural de Palencia

El ejemplar, de un año de edad, estaba en proceso de descomposición

La nueva España, 03·12·07

-Aparece muerto un oso en Palencia, el sexto en seis años en el área oriental

El animal, un macho adulto, habría sido envenenado, según la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica

La nueva España, 14·08·07

-Paran una cacería de jabalí ante la posibilidad de que un oso hubiera sido disparado.

Un oso fue, supuestamente, disparado el sábado 18 durante una cacería de jabalíes celebrada en la localidad norteña de Casavegas

El Norte de Castilla, Sábado, 18 noviembre 2017

-Los acusados de herir a un oso en Casavegas, en Palencia, aseguran que dispararon a un lobo y a un jabalí

Juicio para tratar de esclarecer si los dos acusados de disparar a un oso durante una cacería de jabalíes en la Reserva de Fuentes Carrionas el 18 de noviembre de 2017 efectuaron los disparos que hirieron al plantígrado, que dejó un rastro de sangre tras pasar por los puestos número 5 y 6 de la montería

El Norte de Castilla, Viernes, 24 mayo 2019

-Mueren dos hembras de oso pardo en sendas cacerías este domingo en España

Diario de Pontevedra, 29 noviembre 2020 22:48 h.

-Aparecen los restos de un oso pardo en la Montaña Palentina y el cadáver del oso Cachou en los Pirineos

10 abril, 2020 , Actualidad FOP

-La Montaña Palentina cuenta con cuatro osas con crías, según el último censo

Montaña Palentina Hoy, 25 de Noviembre de 2019 Todas las noticias de la comarca de la Montaña Palentina.

-El censo de 2018 arroja 38 osas con 64 oseznos para el total de la Cordillera Cantábrica. Noviembre 2019

20 noviembre, 2019 , Actualidad FOP "Para el conjunto de la Cordillera Cantábrica el censo arroja la cifra de 31 osas con 50 oseznos en la subpoblación occidental, y 7 osas con 14 oseznos en la oriental"

    He aquí algunos de los numerosos casos que se pueden encontrar en la prensa sobre osos muertos en la montaña palentina.  El veneno está demostrado que es una de las causas y, de entre los disparos, los hay por furtivismo, pero muchos lo son por supuestos accidentes de caza que en ocasiones no logran la muerte instantánea del ejemplar, pero que al no ser hallado en posteriores fechas, cabe pensar que habrá fallecido refugiado en cualquier remoto rincón de estas montañas donde se creía protegido. Siete osas arroja el censo de 2018 en la población oriental, cuatro de ellas en la montaña palentina (3 ahora, o menos quizás, quien sabe cuándo se hallará el próximo cadáver). Un sólo disparo ha terminado con una cuarta parte de la población de hembras de oso en la Montaña Palentina.

    Según trabajo extraído de la organización FAPAS sobre la mortandad de osos en la Cordillera Cantábrica, entre los años 2000 y 2018 en el núcleo oriental de distribución de la especie aparecieron 17 osos muertos (16 en Castilla y León y 1 en Cantabria), en el núcleo occidental fueron 24 (Entre Asturias, Castilla y León (10) y Galicia). De los 17 encontrados en el núcleo oriental, 7 fueron muertos por disparo, 7 por veneno y de 3 se desconoce la causa. Es necesario recalcar la enorme diferencia en cuanto a número de ejemplares que existe entre la más numerosa población occidental, y la escasa oriental, con lo que cada muerte en esta población es más dramática si cabe.

    El Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, Montaña Palentina, es un paraje natural dentro de la Cordillera Cantábrica, antesala de los espectaculares Picos de Europa y una gran ventana hacia sus cumbres, que separa a estos de la amplia meseta. Es por ello un espacio menos visitado pero no por ello menos bello o valioso. Aquí puedes encontrar parajes donde la naturaleza aún se muestra tal y como es. Lugares donde la fauna ha sabido encontrar cobijo, donde los bosques aparecen tal y como debieron de ser, cumbres sobre las que la soledad te hace sentir como el primer humano en visitarlas y desde las que sólo percibirás auténtica naturaleza hasta que el lejano estruendo de un disparo te devuelva a la civilización, al hogar de las peores miserias del ser humano.

    Si esto no logra terminar con la caza en parajes naturales, si no consigue que aquéllos que tienen en su mano la responsabilidad de proteger la Naturaleza al menos donde más necesita ser protegida, en los espacios donde aún existe, esta osa muerta en Ventanilla no será más que un trozo de carne pudriéndose en el vertedero. Si se logra paralizar esta actividad allí donde la naturaleza salvaje se ha refugiado del ser humano, nuestra infortunada protagonista se convertiría en el estandarte de la recuperación de la Naturaleza en España.

    Esta semana volveré a ese territorio, a recorrer los bosques que desde la famosa terraza del Parador se aprecia cómodamente cómo se elevan hasta las cumbres que acompañan a Peña Celada, pisaré las hojas que el otoño ha puesto sobre los senderos del hayedo, escucharé el silencio que sólo el viento acallará al mover el ramaje ya desnudo de la arboleda, descubriré en algún claro la huella del lobo, los rastros de algún mustélido y quizás, quien sabe, las de un oso pardo que hace varios días pasó por allí. Pero algo se habrá apagado en la montaña, esa presencia invisible que sentía cuando campaba por esos montes se habrá ido para siempre… Pensándolo mejor, creo que ya no me apetece ir.



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