Senda de Ursi

 

    He de reconocer que llevaba pocas perspectivas a la hora de iniciar la excursión. Simplemente buscaba pasar una mañana por el campo en un lugar que no me supusiera demasiado esfuerzo y que el viaje no se me hiciese pesado, eso sí, al menos que estuviese ubicado en un sitio donde la naturaleza aún tenga algo de protagonismo frente al empuje humano. La montaña palentina era el mejor lugar sin duda al esconder en su seno todos esos valores que andaba buscando y, dentro de ese territorio, opté por la conocida como “senda de Ursi”, un camino bautizado en honor de un habitante de la zona y puesto en valor además con esculturas del citado artista, que recorre una zona del valle de Santullán. En todas las guías o reseñas sobre esta ruta cualquiera puede ver las esculturas y la historia del por qué de señalizar este recorrido. Yo simplemente quiero describir lo que veía quien a menudo paseaba por ese recorrido.

    Una estrecha carretera que parte desde casi la entrada de Barruelo modificaba un poco mi percepción. Un amplio valle recorrido por la carretera jalonado por verdes prados sobre los cuales, a uno y otro lado de al misma, trepa un bosque hasta la misma cima de las redondeadas montañas que lo cierran, eran el hilo conductor de una sinfonía de sosiego cuya única estridencia son las notas musicales que las aves del entorno regalan al oído del viajero.

    En Villabellaco dejo el coche, con ese silencio que sólo la naturaleza entiende y, cruzando el pueblo, inicio mi andadura hacia el bosque. El robledal es joven, aunque esconde algunos viejos ejemplares, mudos testigos hoy de la destrucción que el hombre hizo en este entorno. Umbrío, con el lejano rumor del ganado de fondo y el cuco alzando su voz ocasionalmente sobre otras melodías de la avifauna presente, la senda recorre la falda de las pequeñas montañas saltando pequeños arroyos que caen al valle hasta llegar al siguiente pueblo: Valle de Santullán. Aquí se cruza la carretera tras recorrer el pueblo. Silencio es lo que se escucha y el cruce, lejos de parecer incómodo, se hace apacible al no atisbarse coche alguno en todo el rato que duró mi trayecto por la población y la posterior cuesta hasta coronar lo que llaman el Castillo, un excepcional mirador hacia la meseta y las cercanas cumbres de la montaña palentina.

    Elegir la primavera, con los robles ya vestidos y todo tipo de flores en los prados jalonando el camino, es una buena opción para descubrir este itinerario. Aquí no verás grandes cascadas ni monumentos naturales espectaculares, simplemente hallarás un lugar donde la naturaleza y el hombre han sabido adaptarse para construir este paisaje. Podrás ver huellas de oso o rastros de lobo, ciervos saltarán muy cerca de ti ahuyentados por tu presencia mientras el cielo se ensombrece con los planeos de diferentes rapaces que sobrevuelan el entorno.

    Acudimos a la naturaleza con la simple idea de ver un lugar excepcional en concreto (una cascada, un lago, un desfiladero…), llenamos los aparcamientos cercanos y erosionamos el sendero hasta llegar a un punto donde la perspectiva merece una foto de recuerdo para tras ese logro, regresar con avidez para apacentar en un mesón nuestras más primarias necesidades.

    No busques aquí eso, acude a este lugar con la única pretensión de estar en la naturaleza. En la foto simplemente sale una parte del aspecto estético que eliges para inmortalizar, en este lugar y otros similares, la fotografía es un archivo completo donde sentir todo aquello que significa formar parte del paisaje, un archivo que podrás llevar siempre en tu memoria si es que sabes grabarlo.

--¿Quieres conocer la naturaleza?, Mira el paisaje, escucha sus sonidos, huele sus fragancias, palpa sus contornos y saborea los frutos que te ofrece, sólo cuando hayas logrado todo esto, podrás sentir la naturaleza y tu alma formar parte de ella, hasta entonces, tu cuerpo vagará vacío por sus senderos. —


https://museoursi.com/?page_id=102 

Comentarios

Entradas populares de este blog

En blanco y negro

Nuevo año, nuevas circunstancias, nuevos planes

Esos pequeños peluches tan monos... y con tantos problemas: Visones