Nosotros frente a la Naturaleza
He leído hace algunos años en un diario local un artículo que se hacía eco del estudio de un investigador de la universidad de Portsmouth (Jim Smith), revelando unas conclusiones bastante significativas: El 26 de abril de 1986, Chernobyl, una localidad rusa por aquel entonces, sufrió un terrible accidente nuclear. Un fallo en el funcionamiento del reactor 4 generó el sobrecalentamiento del núcleo. Las barras de combustible radioactivo se derritieron y se produjo una explosión que esparció una nube de radioactividad por toda Europa. La población tuvo que ser evacuada.
A
pesar del desastre medioambiental que supuso, el estudio revela que actualmente
viven allí numerosas especies de animales que han prosperado gracias a la
ausencia de personas. “Se pueden ver
manadas de lobos, jabalíes, ciervos y alces, en cantidades mayores a las de
otras reservas naturales no contaminadas de la región. Debido al miedo a los efectos mortales de la radiación en humanos la fauna de
Chernobyl está exenta de la amenaza de los cazadores. Las condiciones son
especialmente favorables para depredadores como el lobo, cuya población actual
es siete veces mayor a la media de otras reservas. Se han vuelto a ver especies
que habían desaparecido del lugar como osos y linces, y para aumentar
la biodiversidad se han introducido bisontes y caballos salvajes. Se sabe que las especies
animales se ven perjudicadas por la exposición a la contaminación radioactiva,
no obstante, éste estudio revela que las actividades humanas, la
agricultura y la caza perjudican a las especies más que la radioactividad”.
Según este estudio, hay informes
contrastados de mutaciones producidas en aves, peces, arañas o insectos, pero
esos daños no se transfieren a las crías debido a que viven poco tiempo.
También se han visto malformaciones en golondrinas tanto en el pico o con un
plumaje poco desarrollado, pero con independencia de esas malformaciones, el
estudio revela que la zona de exclusión alrededor de Chernobyl es hoy el hogar
de una rica diversidad de mamíferos.
Merece la pena pararse un poco
a meditar sobre cómo las acciones del ser humano causan una mayor catástrofe
para los animales que el terrible accidente de una central nuclear.
Incluso los métodos científicos usados en siglos anteriores para el estudio y catalogación de los animales produjeron no solo la muerte de numerosos ejemplares, sino que incluso en algún caso supuso la desaparición de especies, recomiendo para ampliar un poco y conocer más sobre este extremo leer el libro de Bill Bryson: “una breve historia de casi todo”.
El hombre es la
primera forma de vida capaz de modificar el proceso evolutivo. Hasta hace
10.000 años, nuestro ancestro no tenía gran efecto sobre animales o plantas; a
partir de ahí comenzaron las domesticaciones y los cultivos. Con la aparición
de la agricultura es cuando se fecha el inicio de la merma de nuestros bosques.
Ya anteriormente se quemaban pequeñas extensiones de bosque como ayuda para la
caza, pero en el paleolítico, los pocos habitantes (nómadas fundamentalmente) se
servían del bosque cazando y recolectando. En el neolítico, al asentarse en
poblados estables que viven de la agricultura y ganadería, comienzan a
roturarse los bosques de alrededor de los asentamientos para sus cultivos. A
Estrabón se le atribuye la frase que dice “una ardilla podría atravesar
Pero con la romanización crece el consumismo del bosque y
muchos fueron quemados para establecer tierras que luego se colonizaban para
agricultura.
La construcción y posteriormente la utilización para
combustible incrementó el uso de los bosques hasta el siglo XIX con la
industria.
La conservación del bosque se inició tímidamente en los
siglos XIV – XV, con el fin de garantizar la caza de reyes y nobles. El Fuero
Juzgo (código legal visigodo promulgado por Recesvinto en el 654), penaba con
encarcelamiento a quien incendiaba monte ajeno, incluso se encuentran documentos
medievales sobre cómo debe usarse el bosque, regulándose las fechas de las
talas y las partes del árbol que deben ser cortadas para no dañarlo.
El primer gran catálogo de protección de
especies vio la luz en 1973 en Washington y se creó en una convención sobre el
comercio internacional de especies amenazadas, con el objetivo de velar por la
supervivencia de especies animales o plantas silvestres sometidos a fuerte
presión por parte del comercio internacional. Como precedente a esto cabe
señalar como origen de la catalogación de especies protegidas el convenio de
pájaros útiles a la agricultura de 1902 en París, que clasificó a pájaros
útiles y pájaros perniciosos, aunque en un sentido utilitarista. En 1933,
Londres recibe el convenio relativo a la conservación de fauna y flora, en el
que por primera vez se introduce la necesidad de proteger determinadas especies
por el simple hecho de su rareza. Importante también fue el convenio de Berna,
que por primera vez abordó la conservación de especies desde una óptica
general.
En España, una orden de vedas acordada en
1964 indultaba a varias aves rapaces por estar ya en serio peligro de
extinción, éstas eran el águila imperial, águila real y águila perdicera,
halcón peregrino, quebrantahuesos y buitre negro. En 1966 una orden ministerial
recogió una recomendación de la conferencia de caza en Munich, por la que se
instaba a prohibir la caza de todas las aves rapaces. En 1970 se redacta y
aprueba la ley de caza por la que desaparecen definitivamente las juntas de
extinción de animales dañinos (organismos que premiaban el exterminio de
animales seleccionados como dañinos y que en otros países como Francia, Estados
Unidos, Canadá o países escandinavos ya funcionaban) y las aves de presa se
conceptúan como piezas de caza menor con veda permanente. En 1973, en el
desarrollo de la nueva ley de caza, se promulga un decreto que declara a todas
las rapaces como especies protegidas.
Hoy la población mundial alcanza los 7.900 millones de personas
según informe demográfico de
Hay muchas cosas que debemos cambiar. El planeta no va a desaparecer por nuestra causa, sino al revés, nuestra irracional proliferación nos hará desaparecer y la Tierra irá recuperando su equilibrio de nuevo sin nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario